El mar siempre fue otra cosa
No tolero esta perseverancia diagonal.
No tolero esta ausencia de espuma.
La mirada va oscureciendo y esto no puede ser el mar.
No esta masa de tristeza.
Percibo un engaño a los huesos, una estafa en la sangre.
Porque de niño, el mar siempre fue otra cosa.
Otra noche
Hay una noche muy otra: la noche del mediodía.
Noche de ásperos nudos de luz.
Noche cuajada por la presencia de una diosa niña:
íntima y diurna como un melón maduro.
Hay una noche muy otra: la noche de un cuerpo
sin velos.
La noche desnuda del mediodía.
La noche clara de un cuerpo.
Reflexión de la luz
Reflexión de la luz, limones vencidos.
Bajo las miradas, las cerezas de la aurora
se difunden como ebrias reliquias.
Cabello
Un cabello cuelga de mi camisa y el sofá es cuerpo y
memoria.
Huelo mis dedos para no olvidarte, para saberme vivo.
Dejo mis manos tal y como están, ocres de ti.
Me abrocho los botones como puedo y tu cabello cae
ensimismado.
Me quedo inmóvil para oír su ruido.
Tiempo al tiempo
Antes de arrojarnos a una palidez de telas, nos detuvimos
un instante; para luego resbalar, torpes y anhelantes
hacia un tiempo sin cronología.
Un tiempo sin parcelaciones, sin los mojones de una
propiedad privada.
El tiempo nos dio tiempo.
El tiempo nos parió con el tiempo de un niño.
"Encuentros y fugas"
Colección primera edición
José Vidal-Valicourt
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