Todo ha vuelto a quedarse quieto,
el cielo quebrado y mi mar seco.
Sigo navegando la vida
como un cadáver mohoso.
Fue ayer… O,
acaso fue hace mucho…
Tan solo sé, que
la vida se me aparecía hermosa
cuando él vestía mi alma
con las ocho puntas de su estrella.
Le vi mirarme
con el amor en los ojos,
cómo solo se mira
el diamante más oneroso
y, sentí que el mundo
se inclinaba ante nosotros
cada vez que
compartíamos un ósculo.
Luego partió… Fue un adiós transitorio.
Mi cuerpo se quedó solo,
cuando mi alma se fue con él.
Ahora miro el pasar de los días,
con la mirada perdida,
y mi vientre
convertido en polvo.