Hay un lugar
de silencio
en el que habitan
las cosas que amo:
las voces que ya no oigo,
tu propio silencio,
sus pasos.
En ocasiones,
encuentro también allí
las palabras que se perdieron
o las que no supieron llegar.
Si escucho atenta,
siento la vibración muda
de todo lo que queda por decir.
***
Aquella tarde:
el cielo era un incendio
también mi corazón.
¿Cuánto dura
un incendio
que no sabe
convertirse en brasa?
***
Me enamoré
de tu olor,
de lo que había
de inevitable
y de las cosas
que no me dijiste
en 20 años.
Me deposité en ti
como una ofrenda
y entregada
seguí tus pasos
por el laberinto
que formaba tu corazón:
silencio, silencio
silencio
y dudas.
Y a lo lejos
la luz
sin ti,
Poemas inéditos / Rosamaría Alberdi
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