ESA PALABRA
CÓMO se aviva el alma, cómo arde al contacto con las formas,
los colores de este mundo. En cuanto encuentro unas horas
disponibles, me meto en el bolsillo mi pequeño cuaderno y salgo a
comer y beber campo, soles, aire lavado, porque algunas veces
brota en la mañana una palabra verdadera, salta entre los matorrales,
estalla en su vuelo torcaz la perdiz que nos pronuncia. Todo
me asoma a esa palabra que nunca encontraré y por la que esta
vida ha sido tan hermosa. Casi la tengo, mía. Me sabe intensamente,
y no sé a qué, la punta de la lengua.
***
AGOSTO EN SU CIMA
AGOSTO está en su cima. El fósforo del sol rasca los montes.
Las piedras crepitan a coro con las cigarras como carbón ardiendo.
Duele la luz como si entrara por los ojos un estaño candente,
y los oídos se consumen en su horno de laja. El cielo es tierra firme.
La tierra se ha rajado el vientre, y se ve que le daban consistencia
los pájaros del fondo. Tumbado bajo un olivo, sesteando
en la hora vespertina, una espiga entre los dientes ha hecho un
solo sentir de todo esto. Mi carne huele a ti y se sabe tuya,
temperatura exacta del delirio.
***
COMPRENDER
NO haber sabido. Y comprender. Oír la flor desde el silencio
florecido de la flor. De entero gusto, no tener nada ya que decirse.
Vibrar de cuerpo entero. Dar la vista a las piedras. Haber hecho
del sentido cosa vana, y tomarlo así por añadidura, rendido ante
el amor.
"Cuaderno de brotes" / Editorial Pre-Textos
No hay comentarios:
Publicar un comentario