A Nora Espina y Julia Rigo
El tiempo
imparte su doctrina,
te quedas sordo
mudo
ciego.
Poco a poco vas haciendo callo,
la piel se endurece
y va perdiendo sensibilidad.
Es tal la urgencia
tales las exigencias
que te apremian
que gusto y olfato
son acontecimientos
meramente accidentales.
Te educaron en la inercia
te educaron en la indiferencia
te educaron en el dolor
te educaron en la muerte.
Al final comprendes
que todo aquello
que te enseñaron
era falso,
que no debiste fiar
ni en dios
ni en el estado
y mucho menos
en ti.
Míralas.
Son libres
y felices,
sonríen
se deslizan por el tobogán
hacia nosotros.
No deberían escucharnos.
No deberían escucharnos.
Volver al pan, llegar a casa / Canalla Ediciones
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