sábado, 8 de febrero de 2014

Sufres-Alejandro Céspedes













Sufres el espejismo de la noche
que rellena los vasos
y te envía sus sombras alcahuetas.
Pero el día se empeña en recordarnos
que la noche es la niebla que separa el miedo,
y la escarcha que asoma detrás de los cristales
se afila en una larga estalactita
que es preciso beber para saber que estamos
juntos, aunque ya existe una frontera
trazada entre los dos como una herida
que no quiere curar, ni emponzoñarse.

En la cima del sueño
el día tensa el arco.

El primer haz de luz que nos alcance
nos dejará desnudos de promesas.
Recoge esas palabras en desuso
antes que la mañana nos dispare.
No me dejes caer en la tentación,
y líbrame del mal,
del bien,
de la esperanza.

Las palomas mensajeras sólo saben volver / Ediciones Hiperión

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