Hoy estoy lentamente, apenas soy, latido.
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¿Dónde vi esto antes?, una corona de espinas en la garganta.
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Zumo de naranja, convalecencia. Lectura de poemas
y revisión de actitud. ¿Cómo debe caminar un poeta?
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Febrero es un campo de lunas.
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Al amanecer, el incendio del mar.
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Solitaria está la playa, solas las palmeras, ¿y quién soy yo?
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La voz de enero es humo, la voz de junio es oro,
la voz de septiembre es blanca.
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Lanzando piedras sobre las aguas, 3 ó 5 ó 7 saltitos
y allá va la piedra infinita de mi alma.
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El poeta es el gran ausente.
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Jamás leo mis poemas en cuarto menguante.
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Ahora quiero decir que hay un cielo tan azul como el marrón
de tus ojos negros. Ese es el código de mi razón de ser.
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El rojo es el más azul de todos los verdes.
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Pétalos de asombro, la lenta blancura de las aves
bajo un cielo de plomo.
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Amar es intraducible.
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Nada más me importa, vivo en el amor como en un bosque
único y encendido.
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Yo sólo quiero estar ya en el momento de la rosa.
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El lado más femenino de mi ser te ama como un hombre.
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Yo solo bailo en este mundo con la rosa más antigua y secreta,
no hay ya flores como ésta. Y puedo repetir sus palabras
cuando baja la música o la marea: Luna y lentitud,
compromiso y nobleza.
"Días de radio y niebla" - Calima territorios
Antonio Rigo
