martes, 18 de febrero de 2020

Poemas al agua y / Paula Ensenyat



Agua Luna

Escultora infinita
de temple,
vórtice que me acerca
a la frontera de mí misma
o de la piel.
Certeza táctica
de una purga intangible
que oculta el fin
en un inicio constante.
Luz
Sombra.
Ya nada importa
lo que quiero
o no sino
lo que soy:
vértice oscuro
en tus aguas,
hambre clara
de tu voz.
¡Oh, maga!
Saber que llegas
hace que todo se vea
más de cerca.


***

Sin nada pasar algo pasa:
soy de nuevo y en pasado
antigua víscera graduada,
soy de viejo y en presente
árbol donde habita el bosque.
¿Lo ves?
En juicio de transparencia
el rayo
capturado en una botella.
Qué cerca ya
el alarido del pulso
cuando el amor
también
no lo puede todo.


***

A cara de agua,
mientras el incienso serpentea
y convierte el aire
en camino de rosas lentas.

Allí, aquí,
soy agua abierta
que escudriña aliento y vida.

Una mujer acuna las manos
en una alberca.
También soy ella;
también me di al silencio
que mis mares rigen.

Cierro los ojos para ver
y siento
que me remiendan lenta,
cierta,
con esa gota que hace
de ti
de mí
del agua
un soplo
enteramente uno.


***




Abrazada al almendro,
al pálpito de su savia
adicta,
me sé ola estrellándose
contra la roca.
Diseminada
regreso al origen regreso
a la entraña.
Lo que el mar haga conmigo
qué importa;
a cada gota
su transparencia
y luego

***

Hay una línea en la línea
entre mis labios
donde muerte y vida
se engarzan.
Tiemblo en beso
que cabalga silencios,
fijo la mirada
en el aliento roto
y acaricio la levedad
de nada.
Abismo adentro
sin existir existo
y desaparezco;
la piel sostiene
espectro y latido.


***

Amanece en la copa
que guarda muerte y vida.
Más allá de la niebla
los cuernos llaman a la tierra
y ojos como dientes
escudriñan piel y rayo.
Es hora del grito silencio.
Aquí, la carne se despereza
en la carne y el fuego
se rebela contra las llamas:
todo y nada en todas partes,
en ninguna, o en el aullido
del agua en el aire.
No llueve pero diluvia;
sus ruinas me dejan tan cerca
del trueno que sé que no existo.

***





Entre los labios del agua
amor y amar son uno y
conmigo somos él.

***


Esta mano sumergida
en balbuceo de espejo,
los ojos cerrados
buscando tientos;
tanta nada me inunda
que me sé cierta.
A níspero de delirio
asoma en vaho el tulipán
que no me nombra.
Maduro a tierras agua
a nube hierro maduro
y caigo
en la cresta epicúrea
de la higuera.

***

¿Muere el fuego en la piel
como muere en la memoria?
Escudriño en el recuerdo
y caigo en la niebla
que antecede al labio:
sólo saliendo dentro
habito el vacío de fuego.


Paula Ensenyat